Sin duda, la Chocotorta en los últimos años se ha recibido de “clásico argentino”. La combinación de sus ingredientes tan nuestros y la facilidad para elaborarla la han convertido en una de las preferidas por los paladares locales. Todos hemos preparado alguna vez aquella receta que aparece -y aparecerá- eternamente en el dorso de los paquetes de galletitas Chocolinas, las únicas licenciatarias y aptas para elaborar este manjar. Pero sólo unos pocos saben que aquella fórmula cobró fama a principios de los años 80, de la mano de una publicista llamada Marité Mabragaña.
Mabragaña era la directora creativa de Ricardo De Luca Publicidad, una agencia porteña que tenía como clientes a la empresa Bagley y a la marca Mendicrim. En 1984, debían realizar una campaña publicitaria para ambas marcas y, con el fin de recortar gastos, surgió la idea de fusionar aquellos dos productos y así lanzar un único anuncio.
Inspirada en los postres con vainillas borrachas y untadas con dulce de leche o crema, Marité comenzó a experimentar en su cocina embebiendo las galletitas Chocolinas en almíbar y luego en café, para después combinarlas con un relleno a base de dulce de leche y queso crema Mendicrim. Como por arte de magia, había nacido la Chocotorta.
Esta receta fue impresa en los paquetes de galletitas y tuvo una popularidad tan amplia que logró colocar a Chocolinas entre uno de los diez productos más vendidos en nuestro país. Hoy, la Chocotorta se perfila como un pastel pseudo vanguardista en varias pastelerías y restaurantes modernos de la Capital Federal y hasta es elegido como torta de bodas.
Me encanta la chocotorta!!!
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